El cerro San Antonio o Cerro del Inglés tiene una altura de 130 metros sobre el nivel del mar y distintas son las maneras de llegar hacia él. Lo podes hacer vía terrestre (caminando, en bicicleta o en vehículo) o usando el medio de transporte que lo hizo famoso: sus aerosillas.
¿Qué tiene esta manera de viajar diferente a las otras?
La sensación de volar, de jugar con el vacío, de sentir el vértigo ..., es algo que desvela a la humanidad desde hace miles de años y aunque parezca una tontera, en Piriápolis han encontrado una forma simple de preservar la sensación de volar como pájaros que siempre ha perseguido el hombre: en este caso sobre una de las ciudades marinas más bellas que tiene Uruguay.
El vuelo comienza en el Puerto de Piriápolis. Allí se encuentra la base del cerro San Antonio que desde su cumbre logra regalarnos una postal perfecta de sus playas y cerros, su puerto y malecón, y de lo punto icónicos de esta bella y mística ciudad que se disfruta tanto de día como cuando llega la noche.
“Ahí, ahí… es donde estuvimos ayer” se escucha decir a un niño desde lo alto mientras desciende en aerosilla junto a su abuelo. “¿Aquel es el Hotel Argentino?” se pregunta una parejita recién llegada. “Quiero ir ahí”, dice una niña señalando el cerro Pan de Azúcar.
En la cima del cerro se encuentra el templo de San Antonio, cuya imagen fue traída desde Europa, más precisamente de la ciudad italiana de Milán. En su cumbre, existen distintos puntos para sentarse y observar las distintas vistas panorámicas que nos regala el lugar.
También es posible almorzar o cenar arriba, en el restaurante que es propiedad de la empresa que opera las aerosillas al igual que el que funciona abajo, en la base del cerro (zona del puerto).
Mar, sierras y playas, a quién no le gustaría volar como un pájaro ante semejantes paisajes.
En Pirlápolis es posible que te salgan alas…