Paseo familiar, destino turístico, visita obligada, lo cierto es que la fábrica de chocolates ya es parte del adn paceño y hay que conocerla para dar por concluida la visita a esta hermosa ciudad del norte entrerriano.
Karen Baskay Alcaraz y Osvaldo se mudaron a La Paz, Entre Ríos y después de la llegada del año 2000 dieron vida a este paraíso.
La llegada del complejo termal a la ciudad logró dar vida a una fábrica de chocolates bautizada como Altos del Paraná que rápidamente se convirtió en un nuevo atractivo turístico, y que desborda de chicos y grandes cuando termina un fin de semana largo o cuando en Semana Santa gana lugar el ritual de los huevos de Pascua.
Chocolates de todas formas y tamaños llenan los ojos de quién abre la puerta de entrada. Una vieja bruja con su escoba voladora revolotea el local, mientras decenas de duendes viejos observan inmutables a los niños y grandes cuando entran. Atrapa sueños de distintos materiales y formas caen del techo dando al lugar un toque de magia que los visitantes captan ni bien divisan esta pequeña casa que llama la atención tanto como la de los cuentos de Caperucita Roja, Hansen y Gretel o Charly y la fábrica de chocolate.
Bombones rellenos, mentas bañadas en chocolate, chocolates envueltos en celofán y en papel metalizado de todos colores, alfajores de infinitos sabores, de chocolate clásico, blanco, marroc, amargo, al rhum, con frutos del bosque, barritas combinadas con almendras, nueces y cereales, huevos de pascuas, budines y todo lo que pueda ser moldeado con chocolate, corazones, rosas, conejos, etc, etc
Sobre las barrancas que dan al río Paraná, de una pequeña casa de cuentos siguen naciendo chocolates únicos y se respira el aroma a recetas mágicas a la hora de hacer chocolate y hay que agradecer que sigan vivas en La Paz, Entre Ríos.
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